domingo, 1 de agosto de 2010

LOS CATÓLICOS ANTE LA INMORALIDAD DEL PODER



“Cuando ya no se reconoce lo que está bien y lo que está mal...estamos jodidos”- me respondió un campesino cuando le pregunté su opinión sobre la decisión del senado en torno al “matrimonio gay”. Uno, que aveces anda confundido y desorientado con tantas noticias y opiniones, por momentos piensa: ¿No seré yo el equivocado? Pero con la reflexion, la oración y la charla con personas sabias se vuelve al origen, a lo genuino. Pensaba: ¿Y cómo hemos llegado en la Argentina a tener representantes que “no” nos representan?
Nuestros representantes votaron una Ley abiertamente contraria a los principios cristianos y tradicionales sobre los cuales fue fundada nuestra Nación hace doscientos años. Esos son nuestros representantes, o a estas alturas podría llamarlos “abanderados” de sus propias ideas, “libre-pensadores”... Paradojicamente algunos provienen de provincias cultural y religiosamente conservadoras en el modelo familiar sobre todo. No les importó o no lo tuvieron en cuenta. Pesaron en su conciencia y en sus votos, seguramente la crítica o la burla de los medios, de los programas de humor... tal vez la mirada politica o las presiones partidarias pero parece que muy pocos evaluaron en la decisión el pensamiento comun del pueblo. Se había propuesto un plebiscito, pero no se lo tuvo en cuenta, quizás por miedo a perder con la mayoría del pueblo. La cultura, la tradición generalmente es mucho más fuerte y sólida, pero en nuestra política argentina primaron las decisiones personales de creerse tal vez unos vanguardistas. Hoy conviven con nosotros las ideologías acerca de la familia tambien: ya no se la toma como un modelo único al papá, mamá e hijo; sino como una variable más. Es como si el perfume de lavanda un día diga a la planta de lavanda: “Yo ya no te necesito”.
Cada día me sorprendo más cuando pienso en el articulo de título: “El matrimonio gay ya está entre nosotros” del 18 de marzo en la edición nº 437 de esta revista. Quizás no se ha dimensionado o no se ha pensado en ese momento que “el ya está ...” fuera tan real en el día de hoy, en este presente. De verdad ya está entre nosotros el “matrimonio gay” con la rápida promulgación incluso del ejecutivo donde vivamente se sigue hablando de la igualdad en la Argentina. Pero, en verdad, daría para mucho señalar acerca de cuales son las incalculables desigualdades que vemos o vivimos todos los días fuera de Balcarce 50, el Tango 01, la “ejemplar” Republica Bolivariana, el Calafate, la quinta de Olivos o el peculiar y paradójico festejo a la selección Argentina.
Me pregunto: ¿Qué nos queda aportar como Iglesia o como familia católica a un poder que niega los principios morales básicos de un pueblo mayoritariamente cristiano? ¿Cómo podemos seguir tolerando las ideas alocadas de un gobierno en muchos casos soberbio y sordo? ¿Qué país estamos construyendo a fuerza de castigos, reproches, revanchismos, rencores y desprecios? ¿Cómo comunidad religiosa mayoritaria dentro del país no podemos decir nada o no tenemos nada que decir?
Pasarán varios años para que la comunidad “gay” reaccione del todo y se dé cuenta de la victoria importante y trascendental a nivel mundial que consiguió durante este gobierno. Esta es la clase dirigente argentina que está claramente alejada de los principios religiosos, porque hasta los que se persignan votaron a favor del “matrimonio gay” y sin siquiera demostrar el más minimo arrepentimiento. Hasta algunos han burlado sus propias convicciones absteniendose en la primera votación de la Camara Baja. Esta política “progresista” dió la espalda al pueblo mayoritario, culto y honorable y respondio positivamente a las exigencias de una minoría. Las leyes inmorales nacen de una mente inmoral, de una administración de Estado que ha sacado a las patadas a Dios de la “cosa pública”.
Ni por parte del pueblo católico, ni de ningún movimiento de familia hay ataque o exclusión de la persona del gay o la lesbiana. Nada mas lejano al cristianismo sería eso. Pero el juego manipulador de pretender igualar lo que desde los principios naturales no es igual sabe a mentira, a falsedad. Lo peor de todo que soberbiamente se transformó en una pulseada política y en una victoria oficialista.
Ahora se viene el aborto y despues quien sabe que cosa. Es el cebo del poder lo que arrastra, la tristisima verdad del más puro y auténtico existencialismo filosófico: “El que no vive como piensa, termina pensando como vive”. Hace muchos años que en la Argentina decir política es equivalente a decir inmoralidad o juego sucio. Lamentablemente los católicos de a poco vamos convenciendonos de que o tomamos conciencia de nuestro rol social o seguimos llenandonos de incienso en las Iglesias sin trascender a nivel social, sin historia, sin ser signos claros de lo que creemos.
Tal vez ha comenzado un nuevo tiempo, una nueva forma de ser cristianos en el mundo de hoy. Ese compromiso social e histórico del que vienen hablandonos hace tanto tiempo la Conferencia Episcopal tiene hoy un tiempo optimo de puesta en práctica o quizás sin querer ser pesimista a estas alturas tiene fecha de vencimiento.
Y entonces me hago otras preguntas pensando en los comentarios irreverentes de algunos anticlericales: ¿Cómo puede ser que los católicos no hagamos sentir mas nuestra voz si somos parte de la sociedad? ¿Quienes concretamente de la política profesan la religión católica para aportar a la construcción nacional? O ¿para saber a quien votar y a quien pedir cuentas? El gatopardismo en cuestión de etica religiosa es repugnante. Creo que la idea no nace de pensar en luchar o enemistarse con el mundo sino en aportar nuestra sabiduría cristiana a la sociedad politica. No es tiempo de andar a oscuras o escondidos en nuestras devociones solamente, es tiempo clave de presencia. Hasta ayer los cristianos que no se metían en politica eran vistos como prudentes, hoy no pueden dejar que todo lo resuelvan entre agnósticos, ateos y cristianos de “bautismo”.
Es verdad que hoy los católicos llevamos un peso gigantesco sobre nuestros hombros que son sin dar mas vueltas: los “curas pedófilos” y últimamente hasta dieron la nota “los curas gay” y ni pensar lo que se puede encontrar en el laicado tambien. Es totalmente entendible el bajón que esta situación produce en una gran parte del pueblo católico. Algunos con tristeza dicen: “Tanto me cuesta hacerles entender a mis catequizandos sobre el amor a la Iglesia o al Obispo...y se me viene todo abajo cuando compruebo que de verdad hay curas que rezan la misa con las “manos sucias”. Seguramente tambien hay laicos que reciben los sacramentos de manera indigna o hablan de Cristo con vacío moral. Es cierto, esto nos causa muchisimo dolor y no será facil levantar la frente en alto cuando no se limpie la Iglesia de esta enfermedad que la aqueja. Pero debemos retomar vuelo y entender que son muchisimos los laicos, los religiosos, los sacerdotes que trabajan día a día y “sanamente” para construir una ansiada “civilización del amor”. Seguro que somos muchos más los que vivimos casta, honesta y santamente la vida cristiana pero eso el “mundo” nunca lo verá y menos lo “aplaudirá”.
Este pueblo cristiano que hoy sufre el desmoronamientos de los valores en su sociedad civil tiene que seguir levantando la voz aunque sea “en el desierto”. Debemos seguir defendiendo los principios morales desde la mirada de Dios. Este mundo sino nos lleva a la desaparición definitiva del amor verdadero, a la ausencia de Dios, a la política del poder adulterado por la ambición. A esto nos está llamando Cristo a cambiar el rumbo de la historia.
Hno. German Diaz
germansdb@hotmail.com